viernes, mayo 14, 2010

Viajando

Now Playing

I hate to see that evenin' sun go down...

- Louis Armstrong -

Viajar es una forma de escapar ¿no? Creo que se aplica igual a los viajes del pensamiento.

¿Siguen conmigo? Bien. Hay veces en las que uno está haciendo algo que requiere poca concentración y mucho tiempo (transporte, actividades rutinarias en hojas de cálculo, las telenovelas...). En esos momentos, comienzo a imaginarme cosas, de todo. Pienso en cuál puede ser mi proyecto para el próximo seminario, cómo terminará mi Novela, qué debería arreglar en mi cuarto o cómo podría hacer uso de la invisibilidad...

Entre otras cosas pienso mucho en las personas que conozco y que no veo a menudo (extraño a la gente que quiero, ¿saben?) Y me pongo a pensar en cosas como la Supersimetría. Quiero decir: yo conocí a mis amigos en cierto momento de mi vida (y de su vida) en el cual compartimos algo (gustos, escuela, etc). Pero al separarnos y pasar el tiempo, los caminos se hacen diferentes en muchos aspectos.

La pregunta es, ¿cuánto se diferencian? Hay muchas cosas que cambian: gustos, apariencia, lugar de residencia... Cuando logro "ponerme al día" (cosa que nunca pasa por completo) me doy cuenta de tantas cosas que nunca imaginé en esa persona, tanto buenas como malas. Sin embargo, hay algo ahí que sigue siendo igual, que resistió al paso del tiempo.

Me pongo a pensar también cómo sería vivir en una situación similar a la de ellos. ¿Cómo sería tener su trabajo, o tratar con las personas que trata, o tener lo que tiene? Me intento poner en sus zapatos e imaginarme las cosas chidas de su vida (las puteadas no, porque para qué crearnos más mierda mental) Es bonito.

Es un escape, que como todos, debe terminar eventualmente. A veces el regreso es demasiado duro. Sin embargo, vale la pena. Hazlo!

1 comentario:

Alexander Strauffon dijo...

El pensamiento es el que nos vuelve divinos.