martes, agosto 20, 2013

Human XP: Bioshock Infinite

Now Playing:

But I've got to think twice
Before I give my heart away
And I know all the games you play
Because I play them too

- George Michael -- Faith -

Human XP

Bioshock Infinite

Hace mucho que no relato mis experiencias con un juego. En parte es porque muchos juegos no merecen todo un post detallando mis experiencias; en parte es porque muchos juegos no generan una experiencia tan grande como para escribir todo un post, pero en su mayorí simplemente se me olvida escribir mis experiencias.

Pero después de jugar Bioshock Infinite (Xbox360) y de las experiencias que viví con él, creo que vale la pena romper esta racha larguísima de no hablar de videojuegos por acá.

NOTA Ésto no es una crítica o review del juego. No es explicación ni walkthrough, pero sí puede contener spoilers. Aquí hablo nada más de mis experiencias subjetivas con el juego, durante el mismo y después de terminarlo.

No soy un fan de los First person shooters competitivos. Creo que más allá de TF2 no juego ninguno a menos que sea en la consola/computadora de alguien más que me invite a jugar. Pero sí recuerdo con mucho cariño que los FPS de un solo jugador fueron parte de mi niñez (incluyendo, pero no limitado a Wolfenstein 3D, Duke Nukem 3D, Ken's Labyrinth y Rise of the Triad)

Además de eso, me agradan mucho los temas fantásticos/sci-fi-escos (dígase, que mezclan cantidades variables de ambos géneros). Bioshock (1) sin duda entra en esa categoría: poderes aparentemente mágicos en una ciudad con todo el estilo art-deco que está en el fondo del mar. Increíble.

Después de una secuela que no jugué, me encontré hace un par de semanas que mi hermano tenía Bioshock Infinite. No hace falta hurgar mucho en las noticias de videojuegos para ver que este título recibió aclamación a diestra y siniestra. Cuando supe que sólo se lo habían prestado (y que, por ende, no estaría ahí indefinidamente) decidí romper una de mis reglas no escritas de los videojuegos y me salté la secuela para irme directamente al postre. No me arrepiento

Experiencia 1: Limitaciones

Hay un tipo especial de retos, especialmente en los videojuegos, que incitan a uno a superarlos. Esos retos que no están hechos para pisotear a quien intente completarlos, sino que buscan probar realmente sus habilidades. Estos retos no se ríen en tu cara cuando te vencen: uno mismo sabe que el problema no es que el obstáculo sea muy difícil, sino que uno se sabe aún incapaz de superarlo. Ese es el punto en el que uno decide buscar qué salió mal en la estrategia para mejorarlo. Eventualmente, uno sale victorioso y se sabe que fue por mejorar y no por pura suerte.

En el caso de Bioshock en general y en Infinite en particular, uno de estos retos fue la limitante de sólo poder cargar dos habilidades especiales (los Vigors) al mismo tiempo y sólo dos tipos de armas al mismo tiempo. De igual forma, no es posible comprar todos los upgrades que hay para todas las habilidades y todas las armas (supongo que sería posible si uno hace mucho grinding, pero hasta donde recuerdo, es imposible en este juego).

Confieso que no quise experimentar mucho una vez que encontré mi "sweet spot" (Carbine y Shotgun, por si querían saber), pero hacia el final del juego me vi obligado a cambiar mi estrategia, lo cual resultó en más de un momento de Epic Fail con las consecuentes risas sobre cómo podía autosabotearme en un juego.
Límites como éste son importantes y me recuerdan mucho a Bastion. La diferencia aquí es que la única oportunidad que tienes para cambiar tu armamento es cuando un enemigo "suelta" su arma, lo cual no siempre pasa.

Experiencia 2: La Historia

Spoilers ahead

El juego tiene viaje en el tiempo, líneas de tiempo paralelas, y dimensiones alternas. El juego tiene problemas familiares, drama relacionado a la guerra y al poder. La historia del juego es uno de esos rompecabezas que quieres resolver aunque parece muy retorcido y cuando por fin comienzas a ver de qué se trata todo, el cerebro se te derrite en una pasta gris que se te sale por las orejas. It's AWESOME

Experiencia 3: Compartir la historia

Posiblemente la mejor experiencia de este juego fue estar a las 3 de la mañana, con el cerebro aún saliéndome por las orejas, mientras mi hermano me explicaba todos los detalles que pasan por alto en el primer playthrough, pero no en el segundo. Después de ir por detalles muy pequeños y significativos para la historia, pensé en que pocas veces he podido compartir la historia de un juego con alguien de esta forma. Estuvimos un rato intercambiando teorías y discutiendo puntos de vista sobre aquellos "agujeros" en la trama que no son explícitos.

Al final del día éso es lo que busco de una buena historia: compartirla con otros fans de la misma. Por esto es que yo estoy en contra de buscar siempre mejorar la apariencia de un juego; las gráficas son interesantes, pero sólo hasta cierto punto mientras que una buena historia se repite de boca en boca y se mantiene sin importar nada más. Por eso es que títulos como FF VII se siguen vendiendo: su historia pegó en su momento, tanto que muchos hoy lo compran de nuevo por nostalgia.

Jueguen Bioshock Infinite y compártanlo con alguien a quien le interese las historias que involucran mindfuck, con otros nerds (o con personas que disfruten de armas ficticias y métodos medio brutales de matar personas con ellas)

De encuentros y matemáticas sencillas

Now Playing:

Yo que ya he luchando contra toda la maldad
tengo las manos tan deshechas de apretar,
que ni te pueden sujetar
vete de mí

- Bebo y Cigala -- Vete de mí -

Rant post! ¡Léase bajo su propio riesgo!

Hace poco reflexionaba con un grupo de desconocidos en el internet acerca de cómo a veces me invade el sentimiento de la soledad. No la soledad de no tener una pareja sentimental o de estar relativamente lejos del resto de mi familia; más bien la soledad del que no tiene a nadie cercano a quién contarle cualquier cosa, desde que se rompió una agujeta hasta que se murió mi abuelo.
Las últimas veces que he hecho público este sentimiento me he encontrado con un montón de buenos deseos, pero malísimas acciones. En general, los que me escuchann responden diciéndome que "no estoy solo", que ellos están ahí para cualquier cosa que se ofrezca, que no me preocupe.
Eso es bonito y todo, pero es la típica respuesta sólo-agregue-agua que espero de los que llamo amigos. No es que no confíe en ellos, pero vamos, sé que si digo que me siento mal ellos me dirán que me apoyan. Si hay fuego le echarán un balde de agua. Si alguien estornuda, dicen "Salud!". Narrativa 101.
No me malentiendan, las personas a las que les comparto esto en la vida real son personas en las que confío (de otra forma no les diría nada) y son personas con excelentes intenciones, pero su apoyo moral es inútil la mayoría de las veces. Caray, si sólo se tratara de apoyo moral-verbal, puedo obtenerlo sin alejarme del escritorio y el problema no pasaría de ahí. Tal vez habría una especie de carrera tipo televangelista gringo en la que un fulano se sube al podium para proclamar buenos deseos seculares y frases de apoyo que se pueden repetir como mantras cuando uno se siente desesperado y/o está en el baño.
(Inmediatamente después de escribir este párrafo me di cuenta que esto existe: es el modelo básico del conferencista de superación personal. Un monito que se para frente a un micrófono a decirle a todo el mundo que lo escucha "¡Tú puedes, sé un campeón!". Ni en eso soy original)
Sin embargo la soledad no es algo que se trate con palabras, a menos que uno quiera terminar murmurando cosas raras en una cueva y sea llamado el Sabio/Tonto de la Montaña. La soledad necesita algo más que palabras de aliento.

Hace ya algunas semanas discutía este problema con algunos extraños en un rincón olvidado del internet. Fui ahí porque sé que podría encontrar personas que tuvieran los mismos problemas que yo; tal vez alguno incluso tuviera una guía o ayuda para encontrar una solución. Al menos podríamos hablar entre "iguales", siendo todos afligidos por esta condición.

Lo que pasó fue mucho menos agradable de lo que uno se hubiera imaginado, pero mucho más productivo. Al estar todos en un grupo hermético, los miedos más fuertes fueron saliendo a flote, uno por uno. Las cosas que sabíamos pero que no podíamos admitir ni siquiera a nosotros mismos, salieron como por arte de megia en esa reunión de solitarios. No era un sitio para la discusión racional de nuestras mentes, era un lugar para sacar todas las palabras irracionales y traicioneras que llevábamos dentro. Fue un exorcismo nada agradable y muy necesario.

Cuando me llegó el turno de hablar, presenté el pseudoargumento que llevaba masticando desde Enero: Al discutir mi soledad, la respuesta suele ser parecida a No te preocupes, todos pasamos por eso. El problema de esta actitud es doble.

Por una parte, esta actitud tiende hacia la negación o minimización del problema raíz. Si todos pasamos por ahí y seguimos vivos no puede ser tan malo, ¿cierto? Falso. No todos pasan por la misma soledad de la misma forma. No todos salen de ella. De los que salen, no todos lo hacen ilesos, los daños no son iguales y varios son irreparables. El argumento por la democratización no ayuda a nadie.

Por otra parte, las matemáticas de la soledad no son como muchos las pintan. No es posible que todos nos sintamos igual de incomunicados con el resto del mundo. Vamos a ver por qué.

Yo digo que uno de los "argumentos" de mi soledad es la extrema falta de comunicación entrante: siento que nadie me busca activamente si no es porque necesitan algo. Siento que no estoy presente en las vidas de los que conozco hasta que yo mismo me hago presente. Esto desde luego no es nada más que mi apreciación subjetiva, porque no puedo conocer lo que pasa en las mentes de los demás, así que sólo puedo basarme en la evidencia disponible (lo cual es fácil de hacer porque no hay ninguna).

La única forma que conozco para contrarrestar esto es tomar cartas en el asunto y yo mismo contactar a las personas en las que pienso. Funciona, pero sólo hasta cierto punto y después de varios intentos en los que no hay reciprocidad unos días o semanas después, me siento peor que cuando comencé, no tanto por el dinero y tiempo invertido sin frutos, sino porque parece confirmar mis sospechas y realmente no me gustan los resultados que veo.

No todos pasamos por lo mismo de la misma forma. Sean dos conjuntos, A (los que encuentran) y B (los encontrados). Si a encuentra a b, necesariamente B es encontrado. Esto suena a tautología, pero es necesario para establecer que no a todos nos ocurre el fenómeno de no ser encontrado. Todos los a en A encuentran a alguien y todos los b en B son encontrados. Si hay alguien que no es encontrado, pertenece a C. Las teorías que podrían explicar el hecho de que estoy en C son:
  1. El conjunto A está completamente vacío; o
  2. La unión de A y B no es igual a todo el universo (ergo, el conjunto C no está vacío)
La primera suena completamente ridícula al ver que la interacción entre personas existe. El conjunto A no está vacío, lo cual implica que B no está vacío. Por otra parte, you puedo observar al menos un elemento que no está en B ni en A (yo).

Meh, estoy cansado de escribir esto a lo largo de todo un día aburrido en el trabajo. Al final, sólo quiero decir que estoy solo, que me siento solo y que hay quienes lo tienen mucho mejor que yo. No digas que a todos nos pasa, porque ni nos pasa a todos, ni os pasa de la misma forma, ni con la misma intensidad ni durante la misma cantidad de tiempo.A lo mejor eres una de personas normales con vidas buenas y con amigos que te buscan. Yo no soy así. Cada vez más quiero serlo

jueves, agosto 15, 2013

Un post forzado

Now Playing:

Perla marina,
que en hondos mares
vive escondida entre corales...

- Sindo Garay -- Perla Marina

0

Llevo literalmente 800 palabras y 6 horas escribiendo este post y nada más no puedo avanzar (clic en la foto para agrandarla). Ya escribí 4 veces lo mismo y no puedo llegar al punto que quiero llegar de forma elegante. Estoy harto, tendré que forzarlo para que salga.

1

Luis Pescetti decía que orinar puede ser una experiencia fuera de este mundo o una acción rutinaria, la diferencia está en la distancia a la que está el baño más cercano. Algo muy parecido pasa con las relaciones: mientras más tiempo ha pasado desde nuestra última relación, más se nos distorsiona la visión y se tienden a idealizar algunas cosas, bajar algunos estándares. Esto nos pasa a todos

2

Llevo un buen rato sin estar en una relación romántica formal. La última fue demasiado intensa (para bien y para mal) y me costó mucho trabajo salir de ella. Temo que la distancia me ha cambiado la forma de percibir mis propios sentimientos y actuar sobre ellos. El cambio ha sido más malo que bueno

3

Si combinamos estas "cataratas sentimentales" con mi situación de relativa libertad desde hace un par de años, tenemos a un chico que se ha dedicado a darle rienda suelta a los sentimientos, sin pensar demasiado en las consecuencias. Bueno, "darle rienda suelta" es un término fuerte e incorrecto; sería mejor decir que me he dejado de preocupar por las sensibilidades ajenas y me he atrevido a hacer muchas cosas que antes no hubiera hecho. Esto es malo

4

Me di permiso de querer mucho a personas que probablemente sólo me veían como un amigo. Ésto en sí no es nada nuevo en mi vida; la diferencia estriba en que últimamente he creído verdaderamente que era posible una relación con esas personas, a pesar de haber enormes obstáculos de por medio, incluyendo distancias de más de 400 km y un matrimonio previo. Mi cerebro me está fallando, mi corazón me está traicionando.

5

Estoy en el año de la nueva destrucción, y para honrarlo tendré que sacar a esas personas de mi vida de un jalón y sin explicación. Después de mucho ver al pasado, me doy cuenta que ninguna de esas personas me hizo algo malo, ninguna me dio alas, yo solito las construí. De todas formas no puedo aguantarlas más en mi vida. Son un recordatorio mórbido de mi autosabotaje. Adiós

You don't get a song

Now Playing:

(Instrumental) Arabesque #1

- Claude Debussy (video) -

How it all began

I first learned how to play a guitar because my mom had an old Beatles songbook laying around and I wanted to emulate my favorite band. I was only 8 years old. After many days of hurting fingers and two destroyed photocopies of the chord reference sheet at the back of the songbook, I was finally able to play Twist and Shout. A simple, funny song; even if it was only a cover I felt like the king of the world: I had the power of music bestowed upon me.

The years passed and I slowly improved these powers, adding the piano and a little later on my favorite instrument of all: the voice. By the time I was 12 I already knew enough songs to sing to myself for an hour, perhaps. Some of my friends knew about it, but they never saw it as anything but a hobby, just like other people play soccer every afternoon.

Growth

By the time I got to high school, playing the guitar and singing in a (secular) choir were probably the best things happening to me. There was an old guitar used for mass (it was a catholic school) that I would borrow from time to time. Again, some of my friends would every now and then sit around me to hear the songs.

I already had some crushes on girls and a few rejections that crept into my repertoire in the form of sad rock songs. Of course, those heartbreaks were nothing compared to the ones that have come since, but that pain was real to me. Singing was my instinctive response to that pain and the strange mixture of sadness and the intrinsic beauty of music resulted in an addiction to that melancholy feeling that persists today.

Then I met you

I think it was one of those talent contests at school or something. I'm not sure, but I remember you congratulating me for whatever song I played up there. I didn't even prepared it, but I said an uninterested thank-you and went "backstage" to continue the endless SMS conversation with my best friend who was trying her luck in an acting contest on the other side of the country.

Her audition would be only an hour or two after I got down from stage and I was trying hard to calm her and assure them that everything was all right. I didn't care about anything else. Another guitar-playing friend of mine told me that the famous new pretty girl was after me. I told him to fuck off and remind me of it later.

Everything came tumbling down

He didn't have to remind me. Our school lockers were right next to each other (I don't think it was coincidence, though) and we saw each other every morning. Then, every day at lunch. Then came the letters, the careful flirting, the oblivious compliments and the moments of perfect silence. It was as perfect as teenage love can be, which means there were a lot of things we were overlooking.

We never knew how deeply those memories would dig in our minds and hearts. A random phrase I pulled out of nowhere ended up being the quote you chose to be under your photo in the yearbook. The book you lent me ended up being crucial for my development as a writer. We didn't care for the long term consequences.

One day, this song came up on the radio. It was a bit cheesy, but had beautiful poetry. You just said "Hey, that's our song" as if it had been for years. You declared that was our song without hesitation, without consulting me and I was completely OK about it. I just replied "Yes, that's for the two of us" or some other equally stupid line and proceeded to walk hand in hand.

The aftermath

The bomb was already in place, just waiting to blow up. The problems finally caught up with us, after a three year lag. You said that it would be best if we just stayed as friends, but every chance you had after that, you treated me just like before. I was "the other one". There wasn't a formal relationship between us so you never felt like you were actually cheating on him. Words don't matter, actions do.

It wasn't easy, but in the end I was able to cut myself from you. The only thing that has stayed was the memory of "our song". I can't detach it from the meaning you gave it. I don't want to sing it anymore, even though it's often requested when I have a guitar in hand. It's not fair I can forgive you for taking away some of my time and attention, for a lot of bad poems that may have been corrected into great ones by now. I can forgive you for making me your second choice and for juggling with my heart. But you took a song away from me. You've made me afraid of giving songs to the ones I love, of sharing them and giving them a special meaning.

You're the one who kidnapped an innocent song and branded it forever with our names. That poor song can never be the same again and it's your fault. Don't ask me to do the same thing again. You don't get a song and nobody will.