Tiene tiempo...
Que voy pensando, y mientras camino, hablo solo, o con el viento... Es más bien una oración en plática. ¿Por qué me has puesto en este camino?
Cada día me voy acercando más y más a tu mente, pero te siento tan distante... Cuando lo único que quiero es poder abrazarte y desaparecer todos esos males que te persiguen. Muchas veces me han llamado inteligente, pero yo dudo de esas voces. ¿Qué puedo hacer para consolarte? Me parte el alma verte allí, tan triste. Tanto que me bloquea el cerebro y sólo puedo prometerte que todo mejorará por sí solo.
Me desvelo en mi cama, sin saber qué decirte o qué hacer para que seas feliz. No suelto mis lágrimas porque sé que te daría una desesperanza que no existe. Después de todo, siempre brilla el sol... cantan por allí. Quiero ser tu fortaleza, pero las palabras me fallan cuando quiero sostenerte...
Te siento tan sola y yo queriendo ser compañía desde hace tanto... ¿Qué pasa? Aún no puedo hacer que me escuches, porque no sé hablar tu idioma. No tengo más que mi guitarra, mis palabras y mis brazos para hacerte entender... No sé hablarte.
Hay días que no tengo humor, y me encierro, como es mi naturaleza, alejado del sol. Otros días estoy dispuesto a ver el amanecer mientras platicamos. Un día negro y otro blanco. Ying y Yang. Mis días corren como filosofías dualistas en torno a tí, sin poderte ayudar...
Lloro. Y mucho. Veo la luna y sólo me da luz cuando pido consejos. Y entonces duermo. Y lloro en sueños, y sueño en vida...
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