Now Playing
No importa que el sol se muera, yo
siempre estaré pnsando en tí...
-Moenia-
(Imagen de Zdzislaw Beksinski en Iluminatornia Gnosis)
Ayer fue una de esas noches largas...
En las queme pongo a pensar... He llegado a una conclusión completamente obscurantista y patética: Pensar me daña por dentro. No lo puedo evitar. Más de una vez me he encontrado con que mis dilemas son provocados por una mujer (y, espero yo sin ánimo de hacerme mal...).
Creo que la teoría básica de Cálculo se aplica perfectamente:
Teniendo un Conjunto A y un conjunto B, una función se da cuando todos los elementos del conjunto A tienen relación con uno y sólo uno de los elementos del conjunto B. En la función, el conjunto A se conoce como el DOMINIO de la función, y en la ecuación, el conjunto A es equivalente al término INDEPENDIENTE (x) , mientras que el conjunto B se refiere a los términos DEPENIENTES (y)
El conjunto A son, sin lugar a dudas, las mujeres. Tienen el DOMINIO sobre la Función, mientras que son INDEPENDIENTES. En el conjunto, ningún elemento "A" puede quedar solo, pero sí los elementos "B". En la gran mayoría de los casos, las mujeres pueden escoger con quién quieren relacionarse... aún si no vale la pena; mientras que los hombres (B) nos tenemos que aguantar, a ver si alguna mujer quiere relacionarse con uno (Y de todos modos, un hombre puede quedarse solo por toda la infinita recta numérica.... o vida)
Los hombres también DEPENDEMOS de una mujer (y hasta los más machistas no me pueden negar que los primeros meses o días de su vida no estuvieron dependiendo de una mujer... nuestra vida misma fue ocasionada por una mujer y afectuosamente, como decía el buen Don a su novia: "Si yo te quiero dar un beso, me tengo que aguantar, y si tú me quieres dar un beso no puedo chistar (aunque tampoco me quejo)" Jejeje...
Para que luego no me digan que las matemáticas no sirven...
Regresando al tema, estoy en un dilema: ya no sé qué relación tengo con ella. De repente llga un día muy contenta y podemos pasar el día platicando de cualquier cosa y asta le presto mi chamarra para calentar sólo sus manos... platicamos y platicamos...
Otros días es inalcanzable. No llora, pero emana un silencio peor que la muerte misma. No puedo hacer nada y la impotencia me carcome.
¿Qué somos?¿Qué hacemos?
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