Me llegó un correo en el que hacía un llamado a todo aquel que lo leyera a no salir a los festejos de este Septiembre (el bicentenario y todo eso), a darle las espaldas a los gobernantes y a sus festejos y a celebrar en casa.Now Playing
If I ever leave this world alive
I'll thank for all the things you did in my life
If I ever leave this world alive
I'll come back down and sit beside your
feet tonight
Wherever I am you'll always be
More than just a memory
If I ever leave this world alive
- Flogging Molly -
Honestamente se me hace una idiotez ese llamado. Mi única respuesta fue un Twitt (que ahora no encuentro) en el que preguntaba: "¿Y qué si de por sí no lo celebro?"
El bicentenario no es la razón de esto. He visto muchos otros correos en los que se llama a apagar tu celular por unas horas, a no prender las luces, a no ver tele en cierto horario. No tengo nada con quienes comienzan esas propuestas, porque espero que, muy dentro de ellos haya un buen corazón que desea hacer un cambio en la sociedad a través de la participación. Eso está chido.
Estoy en contra de aquellos que nomás de ver la cadena reaccionan un poco y lo reenvían diciendo que lo harán, que ya está bien de ser pisoteados/estafados/etc. Algunos de ellos en efecto hacen lo que se propone y apagan sus celulares y su tele y se sienten bien con lo que han hecho. Y posiblemente hayan hecho bien.
Pero después de eso prenden su celular y su tele y la vida sigue igual que antes. En cuanto llegue el siguiente mail volverán a hacer lo mismo. Son gente que pretende hacer una revolución de un día, y ninguna revolución que merezca ese nombre ha durado un solo día. El cambio es una cosa constante, que ocurre todo el tiempo, igual que la vida. Una revolución, un cambio debe ser mucho más que un sólo día.
Hoy hablo en contra de los que sólo son revolucionarios por un día y se sienten orgullosos de ello. Lo publican en correos reenviados y en pláticas de café. Pero si les arrojas un pequeño reto, la gran mayoría saldrá asustado porque no sabe cómo reaccionar o cómo sobrellevar un reto.
¿Cuál es la diferencia con alguien que de verdad quiere hacer un cambio? Ninguna. Cuando llegan un reto nuevo, nadie sabe en verdad qué hacer. Los que están dispuestos a hacer un cambio simplemente dan lo mejor de sí mismos. Los demás se asustan porque creen que no podrán.
¿Quieres hacer una verdadera revolución? Ponte tu propia meta, no se la digas a nadie. Que sea algo muy pequeño y que responda a tus propias creencias (esto puede ser desde no tomar refresco hasta no matar animales). Sigue tu revolución día a día, que se vuelva parte de tu vida cotidiana (porque a fin de cuentas, la vida es lucha) Enseña tu revolución con el ejemplo. Tal vez algún día alguien te preguntará por qué haces lo que haces y podrás darle tus razones. Ese alguien podría seguir tu ejemplo y ya tienes dos personas que están dispuestas a cambiar al mundo.
Será pequeño, tal vez. Pero será auténtico, será constante y será más real que las chaquetas mentales que se pasan por email.
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