Now Playing
(Instrumental) Cefca
- Nobuo Uematsu -
Ya les he hablado que tengo otra bitácora. Una de papel en la que escribo aún menos que en ésta. Bien, el otro día comencé una nota. Seguí escribiéndola un buen rato. Me detenía a ratos y luego seguía. Me dio mucho sueño, vi el reloj y vi que había escrito unas 3 páginas en 5 horas. Demasiado. Hice lo mismo durante otras dos noches.
¿Para qué? Para que llegue una distinguida señorita que toma toooodo eso que escribí y lo resume en una línea:
No hay nada peor que perder la fe en algo que pensaste, si bien no como un axioma, algo en lo cual podías arraigarte
Sí señor: dios existe y nos gasta bromas. Muy pesadas. Como si dijera: "Bueno, vamos a poner esto al alcance de Andrei para que los recuerdos lo azoten" o algo así. Por ejemplo, poner "Te solté la rienda" en versión de Maná cuando voy a comer. Por ejemplo: "Coincidir" de Mexicanto. Por ejemplo "S.O.S." de ABBA. Por ejemplo "Sally's song" versión de Fiona Apple. Bueno, ya se dieron una idea.
Un golpe del destino. Debajo del cinturón.
Entonces me doy de topes cada que oigo o leo o pasa algo que me activa la cadena de memorias (copyright SQUARE ENIX). Entonces es cuando maldigo mi memoria selectiva. ¿Por qué tengo que recordar ciertas cosas? ¿Por qué no puedo ocupar ese espacio para guardar un iPod cerebral o las fórmulas de biología? Fuck no. Tiene que ser una memoria que lleve a un punto específico. Hace poco alguien se sorprendió de que la reconociera, porque no la veía desde hace un año. "¡Qué memoria! ¿Cómo le haces?" Me faltó decirle que no lo hago porque quiera, y que si pudiera, me formatearía el cerebro...
(continñua...)
2 comentarios:
Yo también tengo memoria selectiva, fuck!
Por mi parte, yo cito a Houellebecq:
"Él sólo quería amar; al menos no pedía nada.
Nada concreto. La vida, pensaba Michel, tenía que ser
algo sencillo; algo que pudiera vivirse como un
conjunto de pequeños ritos, indefinidamente
repetidos. Ritos al fin y al cabo un poco estúpidos,
pero en los que, en el fondo, se pudiera creer”.
- Las Partículas elementales, Michel Houellebecq.
Esos ritos nos salvarán algún día, Andrei.
Saludos ;)
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