Pasó el jueves y no te vi para nada. Tanta falta me hiciste que me enfermé de gripa. Esa tarde no te vi, y más me enfermé, al punto que no podía cantar.
Pasó el sábado y me puse el collar que me diste. Todo el día, mientras vi a los viejos amigos, estuve mucho mejor, gracias a que parte de ti estaba conmigo. Todo el día viendo a tantas personas que me preguntaban por tí, y yo feliz de decirles cuánto pienso en ti. Cuantas horas en la noche que me desvelo porque no te puedo sacar de mi mente para meterte en mis sueños.
Todo el sábado feliz porque vi a tantas personas. Tantos recuerdos.... Tantas heridas. La mayoría se cicatrizaron. Algunas siguieron igual. Una se agrandó.
No tienes idea de cuánto una mujer puede dañar a un hombre. Incluso si no lo quiere. Un gesto, una mirada, una sonrisa es suficiente para tenernos pensando y sufriendo durante días enteros. Y yo que apenas la vi durante unas horas me dio muchas dudas sobre mi futuro.
Y toda la noche de ayer escribiéndote. No sé cuántas veces tiré los borradores porque nada de lo que hice era digno de tus ojos.
Por eso prefiero contarte todo eso así. Cuando más me duele. Cuando más confundido estoy.
Y queda el silencio.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario